En 1988, hace ya 28 años, cinco intrépidos españoles se embarcaron en una audaz expedición que marcaría un hito en la historia de la navegación. Kitín Muñoz, el director de la expedición, Kiko Botana, el navegante, Pepe de Miguel, el cámara de televisión, Juan Ginés García, el teniente responsable de la logística y comunicaciones, y yo mismo, el fotógrafo y conseguidor, nos adentramos en una aventura única: navegar en una balsa de totora construida por los indios aimaras desde el puerto del Callao en Perú hasta la remota isla de Nuku-Hiva en el Archipiélago de las Marquesas, y luego hacia la exótica isla de Tahití, en el Archipiélago de la Sociedad. Un trayecto de 5.491 millas náuticas (10.170 km), equivalente a la distancia entre Madrid y Hong Kong, que nos tomó 72 días a bordo de una embarcación réplica de las utilizadas por los navegantes preincaicos en el 200 d.C.
Después de regresar a España, mis cuadernos de viaje quedaron guardados y ocultos en un cajón oscuro, unidos por una cuerda. No fue hasta 1991 cuando salieron de su escondite para ser encuadernados por un hábil artesano palestino en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Con el cuidado de sus arrugadas manos, unió los dos cuadernos originales en un magnífico y robusto libro de piel roja de cordero. En su portada, en letras doradas, se puede leer CUADERNO DE BITÁCORA por Eric Frattini, y en su lomo grueso se encuentra grabada la leyenda: Expedición URU - 1988. Durante cinco años de vivencias, guerras y, incluso, algún matrimonio en Oriente Medio, el cuaderno encontró su lugar en la sección de viajes de mi biblioteca personal, junto a otros seis mil volúmenes. Allí permaneció en un pacífico y sabio reposo durante las dos siguientes décadas.
Pero ahora, cuando ya no hablamos de corrido, como diría una apreciada amiga, y nuestros recuerdos comienzan a fallar, he decidido que a mis 52 años es hora de compartir esta gran experiencia que fue la travesía de la Uru con alguien más. Disfruten de ella tanto como lo hizo aquel joven de 24 años, que era yo en aquel entonces.
Eric Frattini, ensayista y novelista, pasó muchos años como corresponsal en Oriente Medio, viviendo en Beirut y Jerusalén. Su experiencia como periodista ha dado lugar a numerosos ensayos que revelan los secretos de los servicios secretos, el Vaticano, el espionaje y el terrorismo, utilizando la escritura como arma para luchar contra los oscuros entresijos del poder político y económico.