30 y 31 de mayo de 1949. Barcelona, una ciudad rendida a la dictadura de Francisco Franco, está sumida en una euforia callejera. Sin embargo, en esos dos días, en los que la prensa guarda un ominoso silencio, la ciudad se ve sacudida por la explosión de hasta diez bombas.
Miquel Mascarell, ya casado con Patro, recibe la visita de la hija de un antiguo compañero de comisaría. La joven asegura que su padre ha sido asesinado y que intentan hacer pasar su muerte como un accidente. Decidido a descubrir la verdad, Miquel se verá involucrado sin saberlo en un complot para asesinar a Franco.
Siguiendo la pista de los asesinos de su amigo, y moviéndose con cautela en el filo de la navaja, Miquel comprende que si los captura, podrá evitar el magnicidio. Sin embargo, si decide ignorar la situación, su amigo no será vengado y el dictador morirá, lo que llevará a España a enfrentar nuevos días oscuros pero de cambio.
Durante su investigación, Miquel pasa la noche en la comisaría, donde se reencuentra con Lenin, un viejo conocido y ladrón que detuvo en varias ocasiones antes de la guerra. Mientras tanto, en el Paseo de Colón, donde el coche de Franco está a punto de pasar, el hombre destinado a matarlo espera.