Denis ha encontrado la muerte en un acto de desesperación y ahora Ada se encuentra sumida en la soledad. Abandonada en medio de sus hermanas, su madre y su padre, y rodeada de chistes sin gracia en su entorno. Solamente en su habitación compartida con su pareja y frente al lexatín que nunca falta en su cartera. En Japón, se encuentra sola, habiendo tenido que viajar como única albacea de quien una vez fue su mejor amigo.
La nostalgia, la tristeza y la melancolía se desprenden por las calles de Tokio mientras acompañamos a Ada en su vagar, lleno de preguntas que quizás nunca tendrán respuesta. ¿Dónde encajan aquellos que ya no están presentes? ¿Cuál es la promesa de aquellos que deciden quitarse la vida? ¿Quién ha sido capaz de mantener la mirada en la felicidad?
Algunos optarían por utilizar palabras grandilocuentes para hablar de la primera novela de una joven autora. Elisa Levi es joven y este es su debut narrativo, pero más que una revelación o un destello fugaz, lo que ha logrado escribir es un tributo al desencanto. Algo esencial.