NOVIO POR TREINTA DÍAS: Jamás debí haber aceptado ese trato... Hace treinta días, mi jefe, un tiburón de Wall Street, llegó a mí con una oferta irrefutable: firmar un contrato y fingir ser su prometida durante un mes. Si aceptaba, podría recibir una generosa indemnización y poner fin a mi contrato laboral. Las reglas eran simples: no besarnos ni tener relaciones sexuales. Solo teníamos que fingir amor frente a la prensa, aunque desde el día que lo conocí, siempre deseé borrar esa sonrisa de superioridad de su rostro. No lo dudé dos veces y firmé, contando los segundos para finalmente librarme de su arrogancia. Solo duré un minuto... Discutimos durante el viaje de cuatro horas hasta su ciudad natal y no logramos impresionar a la prensa que nos esperaba. Pero lo peor fue cuando, justo cuando estaba a punto de borrar esa actitud arrogante de su cara, se quitó la toalla delante de mí, deliberadamente, dejándome sin palabras con su miembro de veinte centímetros, para demostrarme quién era el más importante en nuestra relación. Luego volvió a dedicarme su estúpida sonrisa de satisfacción y me preguntó si quería consumar nuestra relación. Y lo peor de todo es que eso solo fue el primer día. Aún quedaban otros veintinueve por delante...
BESOS A MEDIANOCHE: La receta oficial de Nathan Benson: 2 tazas de arrogancia, 1 boca que es más sexy cuando está cerrada, 1 ego tan grande que no cabe en la batidora y una sorpresa de gran tamaño... Como chef de repostería, puedo saber exactamente qué tipo de hombre es cuando entra a mi local. Así que cuando Nathan Benson llegó a nuestra cita a ciegas más de media hora tarde, sin dar explicaciones, atrajo todas las miradas de las mujeres en el restaurante con su irresistible sonrisa y después de unos minutos dijo: Creo personalmente que no debemos perder más tiempo hablando aquí sentados. Supe de inmediato que era una de las recetas más groseras de hombre jamás creadas. Y también supe que no volvería a verlo. O eso pensé. Días después de dejarlo plantado en nuestra primera cita, él seguía intentando convencerme de darle una segunda oportunidad de una manera totalmente descabellada. Y una tercera, y una cuarta... Juro que si no fuera porque el sexy hombre más hermoso del mundo era quien me chantajeaba, lo habría denunciado a la policía hace mucho tiempo. Aunque, por otro lado, soportar unos cuantos besos a medianoche, o quizás algo más, de su perfecta boca puede que no sea tan desastroso después de todo...
FIESTA DE EMPRESA: No puedo creer que haya sacado el nombre de mi jefe para el regalo anual del amigo invisible. Ese irritante y engreído, la reencarnación misma del diablo, quien nunca nos da días libres en Navidad, espera que estemos agradecidos por la generosa alternativa que nos ofrece: una fiesta de empresa. Un viaje obligatorio, con todos los gastos pagados, de dos semanas de duración en un resort de lujo desconocido, donde aún tenemos que trabajar de doce a quince horas al día. Estoy harta... Así que decidí no ponerle interés a su regalo. Le quité la etiqueta a lo que sea que mi hermana me había comprado, agregué una tarjeta de regalo de Amazon por $5 y se lo envié. No me di cuenta de la terrible decisión que tomé hasta que mi hermana me envió un mensaje: Georgia: ¿Por qué no te has muerto de risa con el último vibrador que te regalé? Espero que puedas imaginar la cara de tu jefe cuando lo uses, tal como escribí en la nota. :-) Como si eso no fuera suficiente, el viaje de lujo de este año será a mi ciudad natal, el lugar que he estado evitando durante años. Y mi abuela es la dueña del resort... Si logro sobrevivir a esto, nunca más regalaré nada...