En el mundo de los libros de autoayuda, abundan las promesas de conseguir cualquier meta que nos propongamos, incluso la felicidad plena, y nos dan instrucciones de cómo lograrlo. Por otro lado, también hay libros que intentan aliviar el sufrimiento que nos embarga cuando no alcanzamos nuestros objetivos. Sin embargo, la verdadera ayuda no radica en seguir ciegamente lo que otros nos dicen, sino en aprender a desarrollar nuestro pensamiento crítico desde nuestras propias circunstancias y perspectiva, tomando decisiones que se ajusten al contexto. Porque el arte de pensar se reduce a comprender nuestro entorno y a interpretar adecuadamente el contexto en el que nos encontramos. Una vez que dominemos estos dos instrumentos, nuestras decisiones respecto a nuestra vida tendrán un mayor índice de éxito.
El legado de los grandes filósofos puede ser de gran ayuda en este desafío. Se trata de un ejercicio mental que puede llevarse a cabo a cualquier edad y que se perfecciona a medida que nos liberamos de los prejuicios y malos hábitos adquiridos a lo largo de nuestra vida. Estos hábitos, en esencia, son la carga adicional que nos impide desenvolvernos con soltura y enfrentar el día a día con confianza. De este modo, tanto nuestros hijos o alumnos como nosotros mismos podremos disfrutar del factor determinante para llevar una vida feliz: la higiene mental. Porque la Filosofía es, en esencia, el amor por el conocimiento y cuenta con más de 2000 años de experiencia, en los cuales se ha dedicado a resolver cuestiones tan cruciales como la de cómo configurar una buena vida.