En la misteriosa semana de septiembre de 1982, ocurrieron en Buenos Aires cuatro asesinatos nocturnos, impactantes en su sencillez y sorprendentemente idénticos, casi como si se tratara de un solo asesinato repetido cuatro veces.
Durante casi un mes, la policía buscó desesperadamente al asesino, pero fue en vano. Finalmente, se descubrió que el responsable era un joven de diecinueve años. Un muchacho extraño y callado que, una vez detenido, admitió los crímenes y los describió en detalle, sin mostrar ninguna emoción. No decía cosas incoherentes, no deliraba, no parecía estar loco. Sin embargo, el propio acto era el verdadero acto de locura. Los cuatro asesinatos eran tan específicos como carentes de motivo, sin ninguna razón o secuencia lógica que los vinculara.
Una personalidad anómala. Trastorno esquizotípico de la personalidad. Síndrome esquizofrénico con rasgos de personalidad psicopática. Trastorno de personalidad antisocial con núcleos esquizoides. Cuadro delirante crónico, compatible con parafrenia o paranoia. Psicópata esquizo perverso histérico. Autista. Estabilizado. Encarcelado. Ese extraño joven de 1982 es ahora un hombre mayor que parece más un burócrata que un asesino en serie. En este libro, ese hombre conversa con un escritor en el hospital psiquiátrico de la prisión de Ezeiza. La conversación viaja a través de la nebulosa época de los crímenes y recorre diferentes momentos de una historia plagada de piezas faltantes, con una constante presente: la extrañeza.
Construido a partir de grabaciones de entrevistas, documentos forenses y recortes de periódicos, Magnetizado es un texto singular y difícil de clasificar. Evita la interpretación y el juicio, dejando espacio para lo único que puede acercarnos a comprender la naturaleza de los crímenes: la voz de su protagonista. Acompañado por esa voz, el lector cruza la puerta del asesinato múltiple y se sumerge en la inquietante habitación vacía que hay al otro lado.