Linda es una muchacha graciosa, un tanto excéntrica y con un lenguaje un tanto vulgar, quien trabaja como recepcionista en el prestigioso hotel La Cima en Las Vegas. Como de costumbre, su jefe, un hombre desagradable y altanero, parece estar siempre buscando la forma de amargarle el día. Sin embargo, todo cambia cuando un cliente, indignado por el comportamiento y los modales de su jefe, se acerca a la recepción y revela su verdadera identidad.
Linda queda perpleja al descubrir que el dueño de la cadena hotelera es quien acaba de defenderla y, además, resulta ser extremadamente atractivo. A partir de ese momento, se establece entre ellos un vínculo especial que ninguno de los dos quiere reconocer. Él no deja de invitarla a almorzar y cenar, y ella no entiende su obsesión por verla comer. Sin embargo, la tensión sexual que existe entre ellos termina por desatar una pasión irresistible, y juntos deciden embarcarse en una aventura que los llevará hasta España.
Sin embargo, pactan entre sí una regla fundamental: Solo es una aventura.