Tras el rotundo éxito de Lluvia fina, Luis Landero retoma la memoria y las lecturas de su peculiar universo personal donde las dejó en El balcón en invierno. Y lo hace en este libro memorable, que vuelve a entrelazar de forma magistral los recuerdos del niño en su pueblo de Extremadura, del adolescente recién llegado a Madrid o del joven que comienza a trabajar, con historias y escenas vividas en los libros con la misma pasión y avidez que en el mundo real.
En El huerto de Emerson aparecen personajes de un tiempo aún reciente, pero que parecen pertenecer a un entonces ya lejano, y están tan llenos de vida como Pache y su boliche en medio de la nada, mujeres hiperactivas que sostienen a las familias como la abuela y la tía del narrador, hombres callados que de repente revelan secretos asombrosos, o enamorados inocentes como Florentino y Cipriana y su enigmático cortejo al anochecer. Landero convierte a todos ellos en pares de los protagonistas de Ulises, congéneres de los personajes de las novelas de Kafka o de Stendhal, y en compañeros de las más brillantes reflexiones sobre escritura y creación en una mezcla única de humor y poesía, de evocación y encanto. Es difícil no sentirse transportado a un relato narrado junto al fuego.