Dondequiera que vayas, guarda tu secreto. Esa frase debería haberla conocido antes que mi exmarido, tal vez así las cosas me habrían ido mejor.
Perdón, permítanme presentarme, soy Yanet, treinta y cinco años, felizmente divorciada, con una hija adolescente que vive con su padre en mi país, Cuba.
¿Dónde vivo yo? Bueno, estoy a más de siete mil kilómetros, al otro lado del Atlántico, en Barcelona. Tuve que venir aquí cuando el desgraciado de mi ex me prohibió la entrada a La Habana y no me quedó más opción que emigrar para sobrevivir.
Si hay algo que tengo claro en esta vida es que nunca más me acostaré con mi jefe, y mucho menos, me casaré con él.
Llevo dos años en Barcelona y, a pesar de mi educación, aquí solo soy una inmigrante indocumentada más. Trabajo en uno de los gimnasios más lujosos de la ciudad como especialista en productos químicos, es decir, limpiadora, y los fines de semana muevo las caderas en el Blue Habana. Estoy a punto de obtener mi permiso de residencia, lo que finalmente dará un vuelco a mi vida. Bueno, más que la legalidad, lo que dará el vuelco será la conversación que escuché tras una puerta en una situación muy inadecuada.
Doris, mi compañera de piso, me convenció para hacer algo un tanto ilícito que me permitirá impulsar mi economía.
Siguiendo uno de sus consejos fue como conocí a Pitón Salvaje.
¿Quién es Pitón Salvaje, preguntan?
Un hombre moreno que me deja sin palabras, del cual no quiero saber el nombre y al que no puedo evitar desear...
Ay, perdón. Ya estoy revelando demasiado. Si quieren conocer mi historia, será mejor que nos conozcamos un poco más. Solo puedo decirles una cosa:
Lo que sucede en Elixyr, se queda en Elixyr.