Miguel Delibes demostró con creces su capacidad de construir una voz tan temprana y no por ello menos honda. (Berna González Harbour)
El príncipe destronado es una novela extraordinaria sobre el misterio opaco de la infancia. Aquí Delibes nos describe la cotidianeidad de Quico, un niño que va a cumplir cuatro años y que acaba de tener una hermanita, razón por la cual ha quedado relegado a un segundo plano. A lo largo de un día, desde que se levanta por la mañana hasta que se acuesta por la noche, asistimos a sus andanzas, vislumbramos sus secretos y conocemos sus angustias. Delibes se centra justo en ese momento en el que el niño sufre su primera gran pérdida: la de su universo vital tal y como había sido hasta entonces. Como dice Berna González Harbour en el prólogo, el personaje de Quico «adquiere dimensión propia como un individuo que mientras empieza su vida también ha empezado a perderla, de forma tan temprana».
Detrás del niño, tan admirablemente recreado, vemos también las relaciones familiares: los otros hermanos, el padre y la madre, las criadas; y la ciudad y el mundo. Cuando el libro acaba quisiéramos seguir con Quico y su familia, porque, aunque no haya ocurrido nada extraordinario, ha sido fascinante.
El libro transcurre en el año 1963 y sin embargo no se publicó hasta 1973, pocos años antes del final de la dictadura. No es baladí que sea en este momento cuando España comenzó a entrever aires inéditos de democracia y a permitir a los ciudadanos tener un pensamiento propio y, por tanto, una nueva mirada hacia el mundo y hacia uno mismo. Sea bien revisitado nuestro príncipe en la necesidad de cuestionarnos todo lo que nos rodea.
Incluye un prólogo de una de las escritoras españolas de género negro más apreciadas de nuestro país, Berna González Harbour, autora, entre otras novelas, de El sueño de la razón (2019).