Una vez terminada la guerra siguió trabajando en el diario Abc y fue enviado como corresponsal a Berlín en diciembre de 1940. De allí partió a diversos frentes y escribió crónicas con un estilo tan riguroso como aparentemente despreocupado sobre los avances del ejército alemán y sobre la vida cotidiana del Berlín racionado. Cuenta del restaurante Frasquita, refugio de españoles; escribe sobre las actuaciones de Charlie Rivel en el teatro Scala, de los bombardeos, las ruedas de prensa en la Wilhelmstrasse o los discursos de Hitler. Viaja a Praga, a Lemberg, a Atenas, a Cracovia o a Smolensko y cuenta de la invasión de Creta y del soldado alemán Max Schmelling, conocido boxeador.
Resulta curioso que su nombre no aparezca en los libros de los demás corresponsales españoles en Berlín. Debió de compartir tertulias y debates con ellos, pero parece olvidado hasta por sus propios colegas. Quizás fuera porque miraba el derrotero de la guerra con cierto distanciamiento e incluso con algo de humor, pese a las brutalidades que vio en los frentes; quizá por su evidente germanofilia. Vaya usted a saber. Hay algo de lo que no cabe duda: su olvido es injusto. Fue un buen escritor.
Más información:
José María Martínez Cachero. Miquelarena, un escritor «en» la Guerra Civil
Anquetil
Quien me ha robado el mes de Abril?
Reinhard
Qué curiosa la portada del Corresponsal en guerra, cortando con el guión la palabra corresponsal. ¿ Era esto habitual en las ediciones de la época?
La Vanguardia Española: gran escritor y gran caballero. ¿ Qué dirían hoy?
Bremaneur
¿ Era esto habitual en las ediciones de la época?
Más o menos.
Alfaraz
Al parecer, la censura dió órdenes muy precisas para encubrir el suicidio.
De los años finales del gran Miquelarena nos da su demoledora versión el primer tomo de memorias de Jesús Pardo "Autoretrato sin retoques".
Qué país ...!
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Bremaneur
Gracias, Alfaraz. Tengo aquí el libro de Pardo. Efectivamente, habla de Miquelarena (p. 252-255). Lo transcribiré este fin de semana.